Ya sé que esto no debería contártelo, pero es que no me puedo resistir, ¿me entendés?
Es algo muy difícil para mí, me está partiendo el alma en dos que nadie lo sepa, y sé que dios me va a azotar una y mil veces, pero no puedo guardarlo, es una situación muy, muy, muy heavy para mí y mi marido, bueno, mi exmarido debería decir, ese cachibache.
Es que te juro que no se qué se me pasó por la cabeza, no se, fue como algo muy natural, me salió sólo, medio que mi cabeza me indicó que lo haga, ¿me entendés? Te juro, ni idea. Ahora que lo pienso la verdad es que me doy cuenta que soy una tipa pésima, malísima, me pasé un poco, se me fue de las manos, pero lo peor de todo este rollo es que no estoy tan arrepentida de lo que hice, no mentira, si estoy, bueno la verdad que no, que querés que te diga.
Fue como que actuó el inconciente sólo, me salió del alma, me parece que fue porque esa pendeja me estaba empezando a hinchar, a hinchar soberanamente las guindas, ¿viste cuando querés matar a alguien? Bueno, así, ¿me entendés?
La cuestión es que la nena se estaba bañando. Yo siempre le decía que se bañara porque si no ella con la cabeza de chorlito que tenía se olvidaba, si era por ella no se bañaba nunca, una tremenda roñosa. Te juro no sé que hicimos con Miguel para que la nena nos salga tan rarita, es in entendible, además yo y miguel somos los dos divinos e inteligentes, bueno Miguel no tanto, pero yo sí.
Bueno, sigo. Isabel se estaba bañando y en eso empieza a gritar como una loca que quería que vaya al baño. Te cuento que vive gritando, bueno, vivía. Todos los días gritaba y gritaba como una cotorra, y pobre de mí, las veinticuatro horas del día con la pendeja que quería helado, que quería un chupetín, que quería una remera, que quería un anillo y que no paraba de poner esas canciones modernas feas, tipo High School Musical, ¿viste? Lo peor es que no me dejaba escuchar a Sandro tranquila, qué descarada. Parecía una radio prendida todo el día, por dios. Y no una buena radio eh, una radio mala, como radio TKM y radio Disney, esas asquerosidades que intentan parecerse a una radio.
Me estoy yendo por las ramas. Entonces entro en el baño, y estaba ella en la bañadera con el masajeador prendido, eso que yo siempre le decía que lo apagara, porque activaba un no se qué en la bomba que hacía mucho ruido y los vecinos se me venían a quejar, uno más rayado que el otro. Pero bueno viste, cada loco con su tema.
Le empecé a preguntar que corno le pasaba y con cara de loca me obliga a que le dé el shampoo. ¿Y quién soy yo para darle el shampoo? ¿Qué se creía que era la reina de Inglaterra? ¡Pero estaba loca la nena esa! ¿No te digo? Te juro que me entraron ganas de agarrar el shampoo ese que quería y revoleárselo bien revoleado por la cara, pero me dio un poco de penita, es mi nena viste, no le voy a enseñar malos modales.
Tuve penita hasta que me empezó a gritar que si no se lo daba se las iba a pagar, ¿pagar qué? Te juro que me dio una risa terrible, me amenazaba la pendeja, ¿me entendés? ¡A su propia madre! Pero que chirusa.
Hasta que en un momento tuve ganas de apagar esa voz de cotorra que salía de su boca e irme a escuchar Sandro tranquila.
Lo que tenía más cerca, era el secador de pelo. Es feísimo decirlo para mi eh, no te creas que lo cuento como le contaba a ella
Sabeme disculpar pero no me acuerdo nada más; salí, cerré la puerta del baño y seguí cociendo mientras tarareaba “tengo, un mundo de sensaciones”
Mis problemas empezaron cuando llegó Miguel y entró al baño. El despelote que me armó ese hombre nunca me lo voy a olvidar: que soy una zorra, una perra, un cerdo, que me iba a sacar las tripas, que me iba a matar, que me iba a denunciar, que iba a llamar a la policía, que nunca me iba a perdonar, que me metiera la aguja por ya sabes donde, etcétera, etcétera, etcétera.
La verdad que me parece que un poco merezco estar donde estoy, ¿me entendés? De todas las estupideces que me dijo Miguel, llamar a la policía es lo único que hizo.
Pero ahora contame vos, ¿porque estás acá en la cárcel?
viernes, 21 de mayo de 2010
XVIII
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